Familia

Acabemos con la duda: ¿Es bueno llorar frente a mis hijos?

Lo más importante es acompañar las lágrimas con una explicación de lo que ocurre
viernes, 9 de septiembre de 2022 · 17:42

Ciudad de México.- Para muchos padres, las lágrimas se sienten, pero no fluyen. Hacen un esfuerzo para no dejarse llevar por sus emociones delante de sus hijos. Ante ello, vale la pena preguntarse, ¿expresar fragilidad puede ser perturbador o es bueno dejar que sus emociones hablen por sí mismas? 

Para algunos, la pregunta nunca se ha planteado. ¿Llorar delante de tus hijos? ¿Y por qué no? Sin embargo, la historia no es sencilla para todos. No es tan fácil mostrarse vulnerable y temblorosa, frente a un pequeñito, el cual protegemos. Tampoco es fácil expresar las emociones cuando no nos han enseñado a hacerlo. 

Estar acostumbrados, desde pequeños, a convivir sanamente con las emociones, a hacerlas aliadas, a acogerlas, nos permite después tener las palabras para nombrarlas. Desde luego, transmitiremos este conocimiento a los niños. De este modo, el niño podrá gestionar y vivir mejor las dificultades de la vida, tales como las relaciones amorosas en la adolescencia, la amistad, el sentimiento de ira y el posicionamiento ante ella.

Hay edades en las que los niños son especialmente receptivos. Son muy sensibles a las emociones de sus padres y a la forma en que las manejan. Esto es alrededor de los cuatro y los seis años. Es el momento en que la identificación con los padres es muy fuerte y el niño construye sus mecanismos de defensa a partir de lo que observa alrededor.

Algunos padres piensan que hablar de sus emociones, expresar su tristeza y sufrimiento, es peligroso. Pero no hay peligro. A menudo se considera que es el pensamiento el que debe dominar las emociones. Por otra parte, existe el miedo a preocupar a los hijos mostrando dolor. Pero al expresarlo les estás mostrando que esas emociones son humanas y que si se está atravesando un duelo, un accidente o una ruptura, no hay porqué reprimirnos.

Conviene explicarle lo que ocurre para que entienda de qué se trata. Lo más importante para los más jóvenes es hacerles sentir menos culpables diciéndoles, por ejemplo, "no es tu culpa, no estoy triste por ti". Si no le ponemos palabras a la emoción, el niño podrá imaginar y dramatizar. La vida fantasiosa de los niños es muy poderosa hasta la adolescencia; sin información, la situación puede ser muy preocupante.

Fuente: Todo para Ellas