Disculpa

Las reglas de oro para disculparse 'bien'; soluciona esa pelea en un abrir y cerrar de ojos

Incluso los conflictos más delicados se pueden resolver, siempre que se sigan algunos preceptos en términos de disculpa. Aquí un resumen de los pasos esenciales para avanzar lento pero seguro hacia la reconciliación.
lunes, 24 de abril de 2023 · 15:56

Ciudad de México.- Orgullo, remordimiento, resentimiento… Pedir disculpas puede ser un arte delicado e incluso desagradable. Sin embargo, el ejercicio es necesario, aunque solo sea para detener los comienzos de un conflicto peligroso. En la práctica, la forma de esta honrosa enmienda varía según la situación. No nos disculpamos de la misma manera si pisamos el pie de alguien al salir del metro que si lo ofendimos gravemente . Aquí hay algunos consejos sólidos para ayudarte a pedir perdón adecuadamente y, sobre todo, a asegurarte de enviar el mensaje correcto.

El tiempo es crucial. No demasiado tarde, pero tampoco demasiado temprano. Si todavía estamos en plena explosión de la disputa y desbordados por las emociones, todavía no es el momento. Más que lanzar una excusa en medio de un conflicto, se recomienda favorecer el apaciguamiento. Lo ideal es postergar el diálogo para más adelante, cuando estemos más tranquilos, menos involucrados en la discusión y sobre todo más dispuestos a escuchar al otro. Aquí, el interés de este distanciamiento no sólo está destinado a dejar caer las emociones, sino también a permitir discernir y analizar la raíz del problema detrás de la disputa.

  • Restaurar el desequilibrio a través del diálogo.

Muchas veces nos equivocamos sobre el objetivo de una disculpa, considerada la mayoría de las veces como una forma de asumir el 100% del daño causado. En realidad, pedir perdón es sobre todo una manera de retomar la discusión y empezar de nuevo sobre una buena base. Hay que imaginar la situación como una balanza: cuando se hace un ataque, la persona que lo recibe se siente menospreciada. Al disculparse te permite reposicionarte al mismo nivel que el otro y volver al equilibrio.

  • Prioriza la sinceridad.

No hay buena excusa sin prueba de sinceridad. Si el infractor debe tomar conciencia del daño causado por su conducta, también es su deber convencer también al ofendido. Hay que tener una intención real de la culpa, para ser verdaderamente consciente de ello.

A veces, a pesar de toda nuestra buena voluntad, puede suceder que sinceramente no entendamos que nuestras acciones podrían haber ofendido a la persona que tenemos delante. En esta situación, es inútil mentir y esforzarse por enmendarse sin convicción. Al contrario, tienes que mostrar tu preocupación, y cavar para encontrar el problema hablando. Por ejemplo, podemos cuestionar al otro de la siguiente manera: "Me excedí, lo siento y me gustaría entender lo que sentiste'. Mientras se respete la franqueza de ambas partes, los puntos de vista respectivos se pueden expresar más fácilmente.

  • Deja de lado lo formal y lo solemne.

A veces, la naturaleza formal y casi ceremoniosa de las disculpas a veces parece poco natural. Es preferible expresar el punto de vista con libertad y naturalidad que tratar de encajar en una formulación prefabricada, superficial y poco convincente. La disculpa debe aceptarse necesariamente para tener éxito, pero no necesariamente de manera solemne. Si no se acepta la excusa, es un poco como si uno de los dos se quedara postrado de rodillas, y que el otro no lo ayudara a levantarse. Proponemos la siguiente formulación: "Me hace muy feliz que lo reconozcas, y por mi parte tampoco soy un ángel". Claramente, cuanto más natural sea la postura adoptada, más fluidos serán los intercambios, borrando así el orgullo fuera de lugar.

Fuente: Todo para Ellas