Tendencias

Amigos de la infancia: Esto es lo que aprendemos de estos vínculos

Los amigos que se remontan a la infancia nos aportan cosas útiles
martes, 7 de marzo de 2023 · 20:27

Ciudad de México.- Los encontrábamos en cada una de nuestras vacaciones de verano, eran hijos de amigos de nuestros padres, íbamos juntos a la escuela, etc. Nuestros amigos de la infancia ocupan un lugar diferente en nuestras relaciones afectivas, en paralelo a nuestros amigos más recientes. 

Ya sea que todavía estén evolucionando en nuestro entorno cercano o que seamos guiados a verlos en líneas punteadas, estas personas son un pilar especial en nuestras vidas. ¿Qué enseñan los amigos de la infancia?

  • Dan calma

Los amigos que conservamos desde la infancia tienen una función tranquilizadora. Nos recuerdan que más allá de todos los cambios en nuestra vida, hay puntos de estabilidad. Son testigos tanto de nuestra constancia como de nuestros cambios. En nuestras vidas, que a veces parecen inestables o frágiles, representan raíces sólidas. 

  • Somos sinceros

Con un amigo de mucho tiempo, puedes ser totalmente tú mismo. En compañía de estas figuras que nos conocen bien, no hay papel que jugar, no hay apuesta. La máscara del padre exigente, del profesional serio o del vecino enérgico que llevamos, según las circunstancias, puede caerse. Nuestros encuentros cara a cara nos permiten permanecer en el descuido de la eterna juventud. 

  • Nos hacen distanciarnos

Cuando encontramos a un amigo de la infancia perdido, inevitablemente, nos contamos nuestras vidas. Estas historias representan una oportunidad bastante rara de dar un paso atrás en el presente. Algunos aspectos cobran sentido. Recorrer nuestra vida nos permite percibir mejor su desahogo, los éxitos, las evoluciones, los cambios de rumbo y algunas de nuestras cualidades asociadas a ella.

  • Ellos son nuestro disco duro

Testigos de nuestra continuidad o de nuestra evolución, nos recuerdan quiénes éramos, cuál era nuestro tipo de carácter, cómo era el ambiente en casa cuando éramos niños. Tantos aspectos esenciales de nuestros primeros años y de nuestra construcción, que tendemos a olvidar, o a enterrar. Es más evidente si no nos vemos a menudo. Evocamos la infancia común, desenterramos fotos y recuerdos, nos vemos como niños, nos comparamos con la persona que fuimos, nos preguntamos qué queda de ella. Fuimos construidos juntos y, a veces, los amigos de la infancia son los únicos que conocen ciertos secretos.

  • Nos hacen tolerantes

Sucede que ya no tenemos nada en común con nuestros amigos de la infancia, nuestros caminos se han desviado demasiado, ya no tenemos muchos puntos de convergencia, y además les prestaríamos poca atención si nos cruzamos hoy. Y, sin embargo, por todas las razones mencionadas anteriormente, disfrutamos de estos encuentros regulares, incluso si nos llevan a sumergirnos en otro universo. 

Fuente: Todo para Ellas